domingo, 20 de julio de 2008

Día de la amistad

Para todos aquellos que no hablan sobre la amistad, sino que la practican y enaltecen con su diario quehacer, esta inestimable poesía de la virtuosa Luisa Peluffo. Afectuosamente, Marta Rubin

Soy esa orilla
que duplica
el agua
y que un leve
aliento
del aire quiebra.
Como si la tersa
superficie
de la apariencia
se revelara,
como si la tensa
superficie
de la apariencia
se rebelara.

Atreverme
a cruzar
el frágil puente
que arranca
en el preciso lugar
de tu ausencia,
(esa huella
que tus pies
han dejado
en una desolada
orilla, por ejemplo)
y desde allí
tantear
la otra huella,
la invisible,
esa que llamamos
memoria.

Luisa Peluffo

domingo, 13 de julio de 2008

QUIENES SON LOS DUEÑOS DE LAS GRANDES EXTENSIONES EN BUENOS AIRES

Economía| Domingo, 13 de Julio de 2008

Grupos económicos y familias tradicionales como B&B, Blaquier, Bullrich y Pueyrredón, entre otros, fueron los que introdujeron el modelo de agronegocios. Por qué se oponen a las retenciones.
Por David Cufré

Parece difícil imaginar que el conflicto entre un sector del campo y el Gobierno pudiera haber alcanzado semejante magnitud si sólo expresara las reivindicaciones de pequeños chacareros al borde de la ruina. Antes de su alianza con la Sociedad Rural, Federación Agraria no consiguió jamás el espacio mediático y la incidencia política que exhibe en esta oportunidad. Cuando Eduardo Buzzi era integrante del Frenapo, la iniciativa de principios de década que exigía un subsidio universal para mitigar una pobreza creciente, no aparecía a diario en la televisión. A esta altura queda claro que no está peleando por la reforma agraria, ni siquiera por la vuelta de las juntas de granos y de carnes, sino por lo mismo que un actor social que históricamente sí consiguió los más variados apoyos políticos y una amplia difusión de sus ideas, al punto de que son dueños de diarios nacionales y provinciales, además de miles y miles de hectáreas.
El investigador de Flacso Eduardo Basualdo elaboró un informe que describe a ese sector económico de elite, nombre por nombre. Son los tradicionales dueños de la tierra. Los mismos que en la década pasada extendieron aún más sus propiedades sacando provecho de un modelo económico y una política agrícola que provocó la desaparición de más de 100 mil chacareros. En aquellos años hubiera resultado imposible la alianza entre ellos y la estrella del momento, Alfredo De Angeli, ya que en aquel tiempo no había cámaras para registrar los remates de campos que se producían a diario. De Angeli ahora dice que el secretario de Agricultura de los ’90, Felipe Solá, es quien más sabe de política agropecuaria.
Basualdo realizó su investigación centrándose en quienes poseen más de 20.000 hectáreas en la provincia de Buenos Aires. Y llegó a la conclusión de que siguen siendo los “actores decisivos” del campo argentino, incluso por sobre los pools de siembra. Son el verdadero poder del campo, en una economía donde la renta agraria volvió a prevalecer sobre otras actividades por los precios record de las materias primas. Las retenciones móviles se meten con esa renta extraordinaria. Esa es la razón profunda del conflicto. Lo demuestra el hecho de que los pequeños y medianos productores no pudieron hacerse oír cuando se fundían, sólo lo consiguen ahora que su reclamo coincide con el de ese segmento clave del establishment.
El mismo Buzzi reconoció el 16 de marzo en un reportaje con PáginaI12 que lo peor que les puede pasar en este momento a los pequeños productores es entregar su campo en alquiler, a valores inéditos, para convertirse en rentistas, una realidad muy alejada de aquella de los remates, cuando perdían la propiedad de la tierra.
En ese entonces, dice Basualdo, cinco grupos económicos y 35 grupos agropecuarios lograron ampliar sus dominios en el campo. Los primeros son Bunge & Born, Loma Negra (Amalia Lacroze de Fortabat), Bemberg, Werthein y el ingenio Ledesma (familia Blaquier). En total poseen 396.765 hectáreas en la provincia de Buenos Aires, lo que arroja un promedio de 79.353 hectáreas cada uno. La familia Bemberg, ex propietaria de Cervecería Quilmes, diversificó sus negocios en distintos rubros, pero se declara propietaria de 60.000 hectáreas en la provincia de Buenos Aires, otras 73.000 en Neuquén y 10.000 en Misiones. La característica común de esos grupos económicos es que construyeron sus imperios a partir de las ganancias surgidas de las actividades rurales.
Los grupos agropecuarios están constituidos mayormente por familias de la aristocracia, que dieron origen a la Sociedad Rural. Son 35, que reúnen un total de 1.564.091 hectáreas, a razón de 44.688 hectáreas cada una en promedio. Figuran las familias Gómez Alzaga, con 60.000 hectáreas, Anchorena, con 40.000, Balcarce, Larreta, Avellaneda, Duhau, Pereyra Iraola, Ballester, Zuberbühler, Vernet Basualdo, Pueyrredón, Bullrich, Udaondo, Ayerza, Colombo, Magliaro y Lanz, entre otras (ver listado aparte).
En total existen en la provincia de Buenos Aires 1294 propietarios con más de 2500 hectáreas. Son 799 los que tienen entre 2500 y 4999 hectáreas, 242 entre 5000 a 7499 hectáreas, 92 entre 7500 y 9999 hectáreas, 108 entre 10.000 y 19.999 hectáreas y 53 de 20.000 en adelante, incluidos los estados nacional y provincial. En conjunto, son dueños de 8,8 millones de hectáreas, algo más del 32 por ciento del total de la provincia.
Basualdo ubica como causa central del predominio dentro del campo argentino de los grandes propietarios de más de 20.000 hectáreas la posibilidad de aprovechar economías de escala. Fueron los que introdujeron el modelo de agronegocios imperante. Desde mediados de los ’90, explica, “se consolidan modificaciones tecnológicas y en el proceso de trabajo que tienen un efecto desigual en los productores de distinto tamaño, porque potencia las denominadas economías de escala. Es decir, hacen más pronunciada la reducción del costo por hectárea a medida que aumenta la superficie trabajada”. El investigador de Flacso sostiene que los pools de siembra imitaron el modelo que impusieron los grandes propietarios. Fueron éstos quienes lo consolidaron y perfeccionaron: “Primero con las privatizaciones, después con las semillas transgénicas y finalmente con la difusión de la siembra directa”, detalla.
Los grandes propietarios tienen un acceso diferenciado a los servicios privatizados, como los trenes de carga, señala Basualdo. Los sucesivos lockouts de las entidades ruralistas no fueron para cuestionar este esquema, sino en su defensa, expresado en el rechazo a las retenciones móviles. Los representantes de los verdaderos pequeños campesinos, dueños de una, cinco o diez hectáreas en la zona extrapampeana, no lograron repercusión pública para explicar los efectos de la sojización sobre sus producciones. Ellos sí se ven forzados a entregar sus tierras en provincias como Santiago del Estero, Formosa, Salta o Chaco, por la llegada de la soja. De ese espacio no logró emerger ningún De Angeli.

miércoles, 2 de julio de 2008

Homenaje a las Madres de Plaza de Mayo

"Madres de la plaza, el pueblo las abraza"

"La plaza es de las madres y no de los cobardes"


El Indio y su homenaje

Carlos Solari le regaló un poema a Las Madres. Lo grabó en video, solo, en su casa. Se suma así, a un homenaje del que ya participaron, entre muchísimos otros, Manu Chao, Sting y Bono.

Dice el Indio: "Esto es un homenaje al coraje. Quizás la única virtud humana de la que podemos sentirnos orgullosos".

El Indio Solari, Manu Chao, Sting, Bono, Saramago, Galeano, Andrés Ciro, Fito Paez, Chizzo, El Pelado Cordera, León Gieco, Jorge Drexler, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Caetano Veloso, Mario Benedetti, Leo Sbaraglia, Ruben Blades, Chico Buarque, Calle 13, Aute, Martin Sheen, Iván Noble, Federico Luppi, Eusebio Poncela, Toquinho, Alfredo Alcón, Norman Brisky, David Byrne, Pino Solanas, Roa Bastos, Julieta Díaz, etc, etc etc.

Los nombres se apilan como ladrillos de un muro muy firme cuando la causa es justa. En un ejercicio de fortalecimiento de la memoria, cientos de personalidades de la música, las letras, el teatro, la televisión y la poesía, le rindieron homenaje e hicieron su personal regalo a Las Madres de Plaza de Mayo, y en su nombre, a todas las madres del mundo. A las que luchan.

Esta vez le tocó a El Indio Solari. Uno de los personajes más misteriosos, encumbrados y reacios a las cámaras y los medios de la historia del rock argentino. Y lo hizo sin vueltas, sin requisitos, simple. Es un homenaje a las Madres de la Plaza y, quizás, también sea un homenaje muy personal a su propia madre. La que vivía con él y su familia. La que partió a un lugar mejor una semana antes de su show de Jesús María. Celina.

El poema

Versión (muy libre) de un poema de Li Po (701-762)

Todavía no han regresado.
Y nosotras, tenemos que cuidar unos pañuelos,
blancos como nuestros cabellos,
para los amargos días venideros.

Sin ustedes a nuestro lado,
esos días serán muy tristes.

Por eso juntamos nuestras fuerzas de mujer,
y cantamos tan fuerte, que quizás lo oigan.
Llegando el estruendo a través del aire.

Veamos el vídeo


viernes, 6 de junio de 2008

Cuento: Gatos eran los de antes. Graciela Cabal

En el barrio de San Cristóbal era cosa sabida: Flor, la gatita de tres colores, era una gatita muy de su casa.
—¡Nada de andar por ahí, callejeando! ¡Mirá que se va a enterar tu padre! —le repetía su mamá
Pero no era necesario. Porque a Florcita, la calle... ni fu ni fa. Además ella a su papá no le tenía miedo. Entre otras cosas porque apenas si lo había visto una que otra vez. Sabía, eso sí, que su papá era un gato muy renombrado y muy valiente, que se había animado a entrar a la casa el día que Florcita nació y que le había traído de regalo una lauchita a cuerda. “Vengo a ver a mi hija”, dicen que dijo aquella noche, mientras asomaba su enorme cabezota amarilla por la puerta del patio.
Pero esa era historia pasada.
La cuestión es que Florcita a su papá no le tenía ni un poquito de miedo.
“Pero, por otra parte”, pensaba Florcita, “¿para qué voy a ir a la calle? ¿,En la casa no tengo todos los días mi leche tibia? ¿No tengo mi almohadón peludo, justo al lado de la ventana? Y sobre todo, ¿en la casa no la tengo a mi mamá? Sí señor: Todo lo que necesito en la vida lo tengo en la casa”.

Cacique era un gato callejero. El más bravo de todos los gatos bravos del mercado de Pichincha. Por algo era Cacique, el Jefe.
Y aunque Cacique era blanco, y aunque jamás hablara de su vida privada, se sabía de buena fuente que era hijo del Viudo, un gato negro y pendenciero que había llegado del Parque de los Patricios.
¡De tal palo, tal astilla! —decían las gatas cuando lo veían pasar a Cacique, rengo y magullado, después de alguna gresca.
Cacique comía salteado y ya ni se acordaba del gusto de la leche. Pero eso a él lo tenía sin cuidado. Porque Cacique no había nacido para la vida regalada. Él había nacido para el peligro y la aventura. Y el peligro y la aventura sólo se encuentran en la calle.
Estaba escrito que, tarde o temprano, Cacique y Flor se conocerían. Porque a Cacique le gustaba recorrer, una y otra vez, las calles del barrio.
Y porque Florcita se pasaba las horas mirando por la ventana de la casa.
Fue un amor a primera vista, un verdadero flechazo.


Y los amores a primera vista —dicen— cambian mucho la vida de los gatos.
Florcita ya no se interesaba por su laucha a cuerda.
—¡Quiero ver una laucha de verdad! —le había gritado a su mamá, que la miró asustada.
Florcita ya no se conformaba con mirar la calle desde la ventana. Y cada día tenía los ojos más verdes y más brillantes.
Es que, ya se sabe: el amor envalentona mucho a las gatitas de su casa.
Cacique también andaba con el paso cambiado. Ya no encontraba ninguna diversión en perseguir a los gatos del baldío. Ya no le gustaba revolver los tachos de la basura. Y varias veces, casi sin darse cuenta, había ronroneado mientras se restregaba contra las piernas de Don Victorio, el carnicero.
Los gatos del mercado Pichincha lo miraban de reojo a Cacique. Y hacían sus comentarios entre dientes.
Es que, ya se sabe: el amor les cambia el paso a los gatos callejeros.
Un día el mercado de Pichincha se conmovió con la noticia: esa misma noche, Sultán y su pandilla vendrían al barrio, a buscar pelea.
¡¡Sultán!! ¡¡El gran Sultán, el rey del Once!!

Un escalofrío recorrió el espinazo de todos los gatos del mercado. De todos menos de Cacique, que últimamente siempre andaba como en otra cosa.
Los gatos del mercado se miraron muy preocupados. “¡Qué papelón!”, se decían unos a otros. “Justo ahora que el Jefe anda más blandito que un flan”.
“¿Qué van a decir, cuando se enteren, los gatos de Constitución...? ¿¡Y los de la Boca!?”
Cuando Sultán y su pandilla llegaron al mercado, todo el gaterío de San Cristóbal se acomodó para no perderse ni un detalle.
Entonces Sultán, que era un gato bastante leído y con pretensiones de actor, alzó bien la voz, como para que todos lo oyeran, y recitó:
—¡Andan por ahí diciendo que en San Cristóbal hay uno con fama de guapo!
(Todos lo miraron, pero Cacique ni miau).
Y Sultán siguió adelante:
—¡Quiero encontrarlo para que me enseñe a mí, que soy un pobre gato del Once, lo que es un gato de coraje!
Cuando Cacique se dio cuenta de que todos lo miraban a él, como esperando algo, se quedó un rato sin saber qué hacer. Hasta que, de repente, pareció reaccionar y, acercándose a Sultán con la pata extendida, le dijo:
—¡Buenas noches, compañero! ¡Bienvenido al barrio!
Ante semejante recibimiento, el gran Sultán, muy sorprendido, preguntó con su voz de todos los días:
—¿Y a éste, qué bicho le picó?
Los gatos de San Cristóbal se tapaban la cara de vergüenza, mientras que los gatos del Once, sin poder aguantar la risa, lo miraban a Cacique y le hacían morisquetas.
Pero uno de San Cristóbal, al que le decían el Tuerto, no soportó tanta humillación y quiso salir en defensa del barrio:
—¡Digan que el Cacique anda en amores, que si no, ya iban a ver lo que es bueno!
Para qué habrá hablado.
Los del Once rodaban por el suelo de la risa. Y uno de los que más se reía era el gran Sultán.
—¡Jua, jua, jua! ¡Así que éste era el famoso Cacique! ¡Jua, jua, jua! ¡Y todo por una gatita de mala muerte! ¡Si gatitas es lo que sobra en este mundo! ¡Díganmelo a mí, que tengo 34 hijas mujeres! ¡Jua, jua, jua!
Pero la risa se le cortó de repente. Porque, abriéndose paso entre todos esos gatos peligrosísimos, despeinada y con los ojos más brillantes que nunca, avanzaba Flor, la gatita tan de su casa, que venía a rescatar a su Cacique de las garras del malvado gato del Once.
Sultán se erizó como si hubiera visto al Gato-Diablo. Pero después empezó a derretirse como un helado.
—¿A ver, papá! —se encrespó Florcita. Y los ojos, de la rabia, eran apenas dos rayitas verdes—. ¿Me podés aclarar qué tenés contra el Cacique, vos?
—¡Pero Florcita! ¡Mi hijita preferida! ¡Corazoncito de papá...!
Los gatos de San Cristóbal y los gatos del Once se miraron con desconsuelo.
—¡Es que ya no se puede creer en nada —se decían moviendo la cabeza—. ¡Gatos, lo que se dice gatos eran los de antes!
Y enfilaron todos juntos para el lado de Barracas.
Cacique y Flor empezaron a caminar despacito. Iban muy juntos y con las colas bien amarradas.
Un poco atrás venía Sultán. ¡Quién sabe qué ideas le daban vueltas y vueltas en su enorme cabezota amarilla!

martes, 8 de abril de 2008

Los libros son necesarios y amables

Porque los libros son capaces de curar heridas y de calmar dolores, de llorar con nosotros cuando estamos tristes y de reír con nuestras alegrías

LEAMOS, QUIZÁ NO SERÁ EN VANO

Entrevista a María Teresa Andruetto. Escritora Argentina

El Seminario de Literatura Infantil y Juvenil del PEB propone la lectura de esta entrevista.

1º- Algo que me sorprendió al acceder a su producción fue ver que entre unos textos y otros hay una gran diversidad de temáticas, de tratamiento de los temas, de estilo, y luego leí que Ud misma ha dicho lo importante que es "trabajar sobre todo contra la repetición de uno mismo... desde el constante desacomodo". ¿Qué otras premisas existen para Ud a la hora de escribir?

Esa sobre todo, la de ser honesta conmigo. Es decir: que la escritura sea -siga siendo- un camino de exploración y de conocimiento. Sobre esa verdad/honestidad de mirar o de mirarse, todo lo demás: lectura, imaginación, corrección/revisión del lenguaje, decantación, nuevas revisiones, etc. Sin esa verdad, nada.

Como bien decís, creo que hay en lo que escribo diversidad de temáticas y recursos, pero creo también que desde esa diversidad he estado/estoy buscando algo que apareciendo de diversas maneras, se sostiene de un libro a otro.

2º-Otra cosa que aparece en sus textos (pienso en "La mujer en cuestión", "Veladuras", "Stefano") es la multiplicidad de voces organizando la historia ¿Siente una necesidad de dar voz a quienes a veces no la tienen, a quienes se les niega el decir?

Siento necesidad de ser por un momento otra/o, tomar una voz que no es la mía, para decir de un modo que viniendo de un personaje es al mismo tiempo muy mío.

No sé si se trata siempre de los que no tienen voz socialmente hablando (personajes marginados o pobres), puede tratarse también de personajes que representan estratos sociales con poder o dinero o...

se trata más bien de la búsqueda de una verdad humana particular que por alguna razón pide ser escuchada.

3º- ¿De qué herramientas se vale cuando encara el tratamiento del dolor, presente en sus textos?

El dolor está/también el amor y aparecen. Yo lo que busco es dosificarlos. Cuidar mucho la forma con corrección, depuración, búsqueda de cierto ascetismo en el lenguaje, para que no sea excesivo, para que estando vivo en su verdad no se desborde, sea austero, pudoroso, porque en esa contención es, creo, más poderoso, desde el punto de vista de la escritura.

4º-En su tarea de re-escribir historias tradicionales, como en "Benjamino", ¿Siente que las narraciones que nos llegan de la tradición oral se han ido perdiendo?

Hay círculos, quizás más rurales, en los que los relatos de una cultura todavía tienen mucha fuerza y mucha capacidad de transmisión. Claro que para mantener viva esa tradición del relato hay que generar y sostener espacios de encuentro que entran en tensión con ciertos aspectos de la vida hoy. Y me parece muy valioso que esos espacios se generen en una comunidad. Pero es algo diferente a la reescritura de relatos tradicionales (como es el caso de Benjamino), en ese caso, si bien estamos alimentados por la tradición, se trata de un modo de escritura, un camino en el que el relato tradicional ha sido "domesticado", ha ganado tal vez en el lenguaje/en lo formal y ha perdido en el camino algo de esa fuerza que tiene el relato vivo de una cultura.

5º-Por último, si tuviera que proyectarse en el tiempo,¿qué temas siente que le gustaría abordar o, sobre qué le queda por escribir?

No podría decir temas, porque lo que se me aparece son imágenes o historias. Un hombre joven alza a un viejo que hace dedo en el camino, una familia se niega a vender su campo aun a costa de mantenerse en la pobreza, un chico ve una luz que no se apaga en el agua de una tina...en fin imágenes muy poderosas que vienen y se quedan y entonces yo quiero ver qué sucede ahí, entre esos personajes, en esos espacios. Mirando eso/ocupada de contar eso, aparecen los temas. Aparecen solos y son siempre más o menos los mismos: el dolor, el amor, los prejuicios, las traiciones, el asombro









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